lunes, 20 de septiembre de 2010

El sutil encanto de la soledad

En la sociedad actual la soledad disfrutada tiene poco rating. Vivimos en un mundo donde quienes tenemos posibilidades de acceso a la tecnología y el consumo estamos en contacto con otros casi permanentemente. Nos juntamos con más gente ya sea de forma presencial o por teléfono o por chats o por la via unidireccional de la televisión o la radio. La soledad parece haber tomado el rol de un hueco oscuro y peligroso que hay que evitar.  Cuando no nos vigilan las cámaras del metro nos envían SMS publicitarios que no hemos pedido. Cuando no conversamos con alguien nos instalamos horas frente a la pantalla plana. Sin embargo muchas veces en esa red ficticia estamos solos, pero en una soledad que intentamos esquivar con cuanto medio de comunicación tengamos a mano. Como si le tuvieramos miedo. Como si estar sólo fuera un estigma. No por nada muchos compiten para ver quién tiene más amigos en facebook. 

Sin embargo podemos atrevernos a mirar la soledad con buenos ojos. Un momento de soledad honesta es una posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos. A solas podemos asomarnos a ver qué pensamos realmente, qué deseamos o cómo somos. A solas podemos crear desde nuestro interior. A solas empezamos a separar nuestra voz de influencias ajenas. A solas podemos separar lo impotante de lo que no lo es.

Tomarse unos minutos al día para estar con uno mismo y nadie más ni nada más (no encender la tele, no aprovechar para llamar a alguien). Sólo unos minutos y ver qué encanto sutil encontramos en nuestra soledad personal. Es un hábito que vale la pena experimentar.

¿Cómo te llevas con la soledad?
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