miércoles, 3 de noviembre de 2010

Conflictos

Cuando se nos plantea un conflicto saber lo que queremos puede ayudarnos a entender hacia dónde vamos.

En los conflictos propios de las relaciones con otras personas, seguramente actuaremos en funcion de qué es lo que queremos. Por un lado hay un primer nivel: por ejemplo pintar la pared de gris, que seguramente no coincide con lo que la otra persona quiere, por ejemplo pintar de blanco. Esta falta de coincidencia ha generado el conflicto. Pero por encima hay otro nivel de cuestionamiento de lo que queremos que ya no tiene que ver con aquella situación que provocó la discusión, sino con el conflicto en sí. ¿Qué es lo que queremos? ¿Queremos discutir o llegar a un acuerdo? Nuestra estrategia será totalmente distinta en un caso o en otro. 

Si  lo que queremos es pelear, aumentaremos el conflicto. Por ejemplo, mencionando diferencias anteriores, en otros ámbitos que nada tienen que ver con éste. O acusando a la otra persona de cosas que van más allá del tema en cuestión. O buscando argumentos insostenibles. O agrediendo a la otra parte.
Si, en cambio, lo que queremos es llegar a un acuerdo, nuestra actitud tenderá a una comunicación más efectiva, al diálogo, a la negociación. Por ejemplo aceptaremos que para llegar a una solución favorable para todos ambas partes deben ceder un poco y tratar de comprender la postura de la parte contraria. Intentaremos escuchar propuestas.
¿Cuántas veces una discusión pequeña sobre el color de una pared termina generando un conflicto mayor, porque nos centramos más en marcar las diferencias o en meter el dedo en la llaga que en llegar a un acuerdo? A veces incluso no podemos llegar a un acuerdo, pero podemos igualmente decidir dejar de discutir. (Podemos por ejemplo abandonar la idea de pintar la pared)
¿Qué es lo que buscas? ¿Resolver el conflicto o ganar? ¿Llegar a un acuerdo o discutir más fuerte?

Puedes observar cómo cambian tus estrategias frente al conflicto dependiendo de qué es lo que buscas.
.