miércoles, 28 de julio de 2010

Una parte no es la totalidad

Un comportamiento sobre el que es provechoso poner atención es darle a algo parcial el caracter de totalidad. O como se dice habitualmente Tomar la parte por el todo. Además es algo que solemos hacer sólo con las cosas negativas. 

Podemos decir por ejemplo "Ha sido un día horrible". Es probable que la mayor parte de las cosas que nos hayan sucedido fueran desagradables, pero TODO no. No se trata de ingenuidad, ni de optimismo barato, sino de permitirse la observación de reconocer que el 90 % (o 95% si ha sido realmente horrible) del día fue malo y un pequeña parte fue buena. 

Un uso frecuente es el de generalizar en las habilidades o la falta de ellas. Frases como "Todo lo que hago me sale mal" corresponden a una visión de la realidad que convierte aquello que nos sale mal en la totalidad de las cosas que hacemos. Y no todo lo que hacemos nos sale mal. Lo mismo sucede con expresiones como "Siempre me equivoco" cuando ahora nos hemos equivocado pero en otro momento no. O cuando existe la posibilidad de que en el futuro no nos equivoquemos. Una forma más realista sería algo como "Hasta ahora me he equivocado la mayoría de las veces, pero puede ser que más adelante acierte". Por lo tanto no es SIEMPRE.

Hay muy pocas cosas que realmente sean NUNCA o SIEMPRE.

¿Crees que interpretas una parte como si fuera el todo? ¿Te reconoces en este comportamiento?
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lunes, 19 de julio de 2010

La energía necesaria

Para poder hacer cosas se necesita energía. Cuando queremos realizar un cambio de hábitos o cuando avanzamos paso a paso hacia lo que queremos, necesitamos fuerza, capacidad, energía. Si nos planteamos un cambio en nuestras vidas es importante tener la fuerza para poder llevarlo a cabo. 

¿De donde sacamos esa energía?. De alimentarnos con los nutrientes adecuados, de dormir bien y de hacer lo que nos gusta.

Cada persona sabe qué le da energía y qué se la quita. ¿Cómo te sientes después de hacer algo? ¿Con más o con menos energía? Tus sensaciones son la respuesta:  Después de correr o nadar, por ejemplo, podemos estar cansadas porque la actividad nos consumió un tipo de energía, (que recuperaremos con una  buena comida y un buen sueño) pero al mismo tiempo puede que nos sintamos bien porque nos aportó otra: entusiasmo, alivio de stress, etc.

Puede ser una actividad física, artística, creativa. Tal vez es una comida compartida, unos minutos de juego o conversación con alguien, caminar, mirar la puesta de sol. Puede ser más simple: tomar el café en la taza que nos gusta, escuchar nuestro programa de radio habitual, regar las plantas. Para alguien será meditar o hacer yoga cada mañana, para otros, el placer de una ducha tibia o una tostada con miel. Sea lo que sea, qué cosas de las que nos aportan energía, estamos haciendo para obtener el combustible que requiere un trabajo de cambio

Planeamos qué queremos hacer, qué queremos cambiar o a dónde queremos llegar. Pero no siempre nos planteamos de dónde sacaremos la energía para hacerlo.


¿Qué cosas te dan energía? ¿Con qué frecuencia realizas aquello que te da energía?
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lunes, 12 de julio de 2010

Detrás de las decisiones

Estar en un sitio significa no estar en otro. Realizar una actividad en un momento dado significa no hacer otra actividad en ese momento. Sin embargo en algunos casos actuamos como si no fuera así.

Queremos algo nuevo sin deshacernos de lo viejo. Queremos algo sin las consecuencias que implica. Esto sucede especialmente con los deseos de cambios que nos resultan difíciles. Nos cuestan porque queremos el cambio pero no queremos perdernos el beneficio que nos aporta no cambiar. 

Si quiero levantarme más temprano que de costumbre -o incorporar la costumbre de levantarme más temprano- implicará acostarme antes o dormir menos horas. No puedo levantarme antes y no modificar la hora en la que me acuesto ni la cantidad de horas que duermo. Una decisión trae aparejadas otras. Este ejemplo es muy simple, pero por eso es evidente.
Si decido tener más espacio libre en mi casa, necesitaré tener menos cosas o  una casa más grande
Si quiero modificar mi peso, implicará modificar mi alimentación y/o mi actividad física.

Si queremos fervientemente algo, actuar en consecuencia significará aceptar lo que trae aparejado.


Supongamos que deseo dedicar más horas de la semana a estudiar (o a hacer jardinería o a lo que sea) pero no estoy dispuesta a modificar en nada el tiempo ocupo en otras cosas.  Parece tonto porque es muy simple. Seguramente en muchas de las decisiones que tomarmos estamos de acuerdo en todo lo que implica. Pero hay aspectos en los que nos cuesta mucho más y pretendemos que sea posible estar en un sitio y en otro a la vez.

Toda elección implica una pérdida. Tal vez el truco sea no ver esa pérdida como algo negativo (recordemos que estamos hablando de un cambio voluntario) sino como lo que estamos dispuestas a soltar para alcanzar lo nuevo.

¿Aceptas las consecuencias de tu deseo de cambio? ¿Cómo vives tus decisiones?   
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lunes, 5 de julio de 2010

¿Cómo te presentas?

Si alguien te pidiese que te presentaras ¿Cómo lo harías? 
Un ejercicio que a veces planteo es escribir una presentación de uno mismo.

Si quieres hacerlo, escribe ahora tu presentación y  sigue leyendo cuando la hayas terminado.

Luego propongo leerla considerando las siguientes observaciones:
  • Qué datos personales hemos incluído (nombre, apellido, edad, etc )
  • Si hemos mencionado la ocupación o profesión
  • Si damos información sobre cosas que nos gustan o que no nos gustan
  • Si referimos vínculos de parentezco (ejemplos: hija de tal y tal, casada, con dos hijos, cuatro hermanos)
  • Qué verbos hemos utilizado (si es que hemos utilizado alguno)
  • Pensar qué partes de lo escrito se refieren a cómo sentimos que somos y qué partes tiene que ver con cómo queremos que otros crean que somos.
  • ¿Hemos hecho alguna referencia a emociones?
  • ¿Es una presentación de nosotros ahora o incluye información de varias etapas de nuestra vida?
Por supuesto una presentación para una situación real siempre se adaptará a las expectativas de las circunstancias. Este es simplemente un interesante ejercicio de autoconocimiento y observación que  utilizamos en algunos talleres de azul lunar. Su finalidad es permitirnos notar qué nos pareció relevante mencionar y qué no. Generalmente al presentarnos nos referimos a aspectos que queremos que los demás nos atribuyan o que suponemos que el interlocutor desea saber y dejamos de lado aquello que sentimos que realmente somos.

¿Qué crees, nos presentamos o hacemos una representación de nosotros mismos adaptada lo que el otro espera?
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