lunes, 17 de mayo de 2010

Orden o desorden. Esa es la cuestión.

Existen muchos puntos de vista sobre el orden y el desorden. Hay ámbitos donde se relaciona el orden con la eficacia y la productividad. Hay otros donde el desorden no es símbolo de pereza sino de ser una persona creativa y espontánea. El Feng Shui posiblemente vincule el orden con la armonía y el bienestar.

Una interpretación que me resulta interesante es el concepto de que tanto orden como desorden, cuando son extremos, están relacionados con el ansia de controlar.

Si necesitamos que todo esté exactamente en su sitio permanentemente puede que tal nivel de rigidez nos haga perder el placer de disfrutar situaciones porque estamos controlando si todo está donde nosotros consideramos que debe estar.


Sin embargo el desorden profundo (el problemático, el que nos angustia, el que identificamos como algo desagradable) también puede asociarse a la idea de querer tener más de lo que uno puede manejar, o sea querer controlar más de lo que podemos. Para expresarlo mejor, como no admitimos que sólo podemos organizar / trabajar / sostener / mantener / manejar / controlar una limitada cantidad de cosas, no controlamos nada. Para poder ordenar posiblemente necesitemos descartar o eliminar, abandonar, deshacernos de, hasta quedarnos con un volumen de cosas / objetos / temas / elementos / posesiones que podamos manejar. Esto es reconocer que sólo nos quedaremos con una cantidad limitada porque no podemos controlar todo (nada, todo es lo mismo). A veces el desorden tiene que ver con no poder tomar decisiones o no poder desahcernos de cosas, con querer abarcarlo todo, controlarlo todo, conservarlo todo.

No sé si hay proverbio zen que diga "no tengas más platos de los que puedas lavar", pero esa es la idea.

Creo que hay un problema cuando nuestro grado de orden o desorden nos coarta y nos incomoda, nos priva de espacio y de tiempo para disfrutar otras cosas.


¿Qué piensas?
¿Te vendría bien descontrolar un poco, permitir que algo se salga de sitio, actuar de forma inesperada?
¿O te iría mejor ver qué pasa al darle un sitio a algo (en el armario o en nuestra vida) y tomar la decisión de colocarlo allí?

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1 comentario:

caterina dijo...

En clase nos enseñan a ordenar y clasificar rigurosamente(Biblioteconomía). Todo tiene su lugar exacto, su etiqueta y hay que encontrarlo, aunque nos cueste mucho.
A veces la vida parece eso. Buscamos la etiqueta exacta y quizás acabamos haciendo un mix entre la excelencia y nuestra manera de hacer inicial.
Ésa suma, ese ceder entre lo que uno siente y lo que debe hacer, parece un buen equilibrio de orden/desorden que seguir.

Me ha gustado la valoración del desorden. Muy interesante.