lunes, 10 de mayo de 2010

El dolor existe

"No quiero que tengan un perro, porque después se muere y las niñas sufren" escucho decir a una madre joven. Es verdad. Los perros mueren. Las personas también.
La vida es placer y es dolor.

Comprender que los animales mueren es parte de lo que podemos aprender en la infancia si la compartimos con una mascota. Un niño (y un adulto) puede sentir dolor por la muerte de su perro, como lo sentirá algún día por la muerte de sus abuelos, padres, hermanos, amigos... ¿Tiene sentido privarlo del placer, la compañia, el juego y el aprendizaje que el animal puede darle, sólo para evitarle la experiencia de su muerte y el dolor que pueda provocarle?

La muerte existe. La muerte de un perro en la infancia es una forma de empezar a entenderla.

El criterio de que se mueren como razón para no tener un perro, no sólo se lo he oído a esa mujer, también a otras dos personas. En ambos casos habían tenido uno, había muerto y no querían volver a pasar por ese dolor nunca más.  Me pregunto si la muerte de un amigo les llevará a no tener amigos nunca más.


Todos los que amamos experimentarán dolor. Privar a un niño de una mascota no va a evitarlo.


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2 comentarios:

haydee dijo...

Estoy de acuerdo. El que ama sufre.Pero me recordo un episodio que me contaron y que supongo que fue verdad y no una leyenda urbana.
Un viejo se enferma y lo internan.Un perro espera dias y noches en las escalinatas del hospital. El hombre se muere. El perro no lo sabe y lo sigue esperando por mucho tiempo mas.
No se de que manera las mascotas sufren nuestra ausencia, pero no creo que debamos privarlas y privarnos, en nombre de un futuro dolor, de darles nuestro amor y caricias.

Anónimo dijo...

Sí, el que ama sufre... Yo quisiera hacer una analogía con los hombres (y no por lo de que sean perros... en serio!), y digo los hombres porque yo soy mujer heterosexual, pero sirve para todas las combinaciones.

A menudo también escucho a gente decir que no quiere arriesgarse con el comienzo de una relación por el miedo a sufrir después, cuando acabe. A veces yo misma he sentido algo parecido. Aunque un ejemplo como lo del perro nos haga ver que es una tontería, a veces surge ese tipo de miedo...
Gracias, una vez más, por las reflexiones, Azul Lunar.